Trobat lluny d'aquí i pensant en la Universitat. Ho comparteixo per tal de fer pensar, quina mania més funesta la del professorat de filosofia -bé, no de tots...
"He encontrado este decálogo traspapelado en casa. Lo escribió Pedro Morales, un excelente profesor -hoy retirado- de la Universidad Pontificia Comillas que me enseñó Estadística, entre otras muchas cosas. Por supuesto, sólo servía para profesores universitarios. Hoy los profesores somos otra cosa.
1. Nunca comuniques a tus alumnos los objetivos de la asignatura, si es que alguna vez los has pensado, Los alumnos podrían llegar a darse cuenta de que la asignatura es inútil.
2. La información es una fuente de poder: si no quieres perderlo, mantente siempre en una cierta ambigüedad. No des normas claras, ni mucho menos digas qué y cómo vas a evaluar. Te expones a perder autoridad o que tus alumnos dejen de venir a clase (¿por qué iban a hacerlo?). Cuanto menos te definas estarás más a salvo de las críticas.
3. Empéñate en explicar toda la asignatura en tiempo de clase: puedes dar por supuesto que tus alumnos no saben leer. Además, si no te pasas toda la clase explicando, tus alumnos podrían llegar a darse cuenta de que no sabes hacer otra cosa.
4. Convierte tus clases en clase de dictado. Cuanto más copien tus alumnos, mejor, y cuanto más deprisa, mejor todavía: así no habrá tiempo para preguntas inútiles o incómodas. Además, si las cosas van mal, se deberá siempre a los malos apuntes, no a tus malas explicaciones.
5. Evalúa solamente al final del curso o con pocos exámenes parciales, o por lo menos, y esto es lo más importante, con muy pocas preguntas. A la emoción del examen añadirás la emoción de la lotería. Y ya sabemos todos que el que no sabe una o dos preguntas, no puede saber ninguna otra.
6. No se te ocurra evaluar con frecuencia a lo largo del curso, aunque sea de una manera más sencilla e informal y con métodos diversos, porque los alumnos podrían enterarse de lo que saben, de lo que no saben y de lo que deberían saber. Si esto llega a ocurrir te expones a tener que aprobar a todos al final y sufriría tu prestigio respecto a tu alto nivel de exigencia.
7. No caigas en la tentación de utilizar artículos de periódicos, revistas, vídeos, páginas web o blogs que tengan que ver con tu asignatura, ni mucho menos utilices un blog con tus alumnos o aproveches la información disponible en Internet. Mantén el prestigio de la ciencia pura.
8. Nunca confíes en la motivación de tus alumnos ni en su capacidad de aportar algo que merezca la pena. Si estudian es porque no tienen otra cosa mejor que hacer.
9. Convéncete de que somos pobrísimos y de que la escasez de medios nos impide hacer las cosas mejor. Fotocopiar sale carísimo. Si en tu centro hay posibilidad de utilizar Internet, ordenadores, cañones u otros cachivaches tecnológicos, no lo hagas: esos juguetes infantilizan la clase.
10. Cuando no puedas echar la culpa a los alumnos de lo mal que van las cosas, échasela al sistema. Los profesores somos ciudadanos por encima de toda sospecha.
NOTA: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia."
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